Desde la antigua Creta, hace 4.000 años, los laberintos desvelaron a los hombres. Se cree que su nombre deriva de la forma en que eran construidos los palacios como el de Gnosos, llenos de habitaciones donde era muy fácil perderse. Según un mito griego, en el centro del laberinto habitaba el Minotauro. Con el correr del tiempo, hubo otros laberintos, como en Indonesia, Egipto y más adelante en Francia (en la catedral de Chartres). Pero el laberinto fue cambiando y dejó de ser un lugar donde uno se pierde, para convertirse en otro en donde uno se encuentra. El sentido de laberinto como peregrinación es el que rescatan dos tucumanos para aplicarlo en una experiencia espiritual que realizarán en Tucumán.
Esta noche, a las 21, en la Casa del Bicentenario de Las Higueritas 1850, Yerba Buena, los músicos Gustavo Escalante (cuencos de cuarzo) y Luis Albornoz (rock progresivo) ofrecerán un concierto denominado "Laberinto", a la vez que construirán uno para que el público lo transite. También actuarán como invitados Qoqi Méndez, Dante Pachamama y Mauricio Ávila.
"Cuando estamos tristes desatendemos el objetivo principal por el que estamos en esta vida, que es ser felices. Mucha gente confunde y se dedica a ganar dinero o prestigio social, hasta que se da cuenta de que eso no era lo importante en la vida. Para entonces ha perdido mucho tiempo", hace notar Albornoz. En la experiencia de esta noche los músicos invitarán a transitar el laberinto como si fuera un camino hacia el interior de la persona. "La música nos permitirá vibrar en una frecuencia común a todos los seres humanos, con la certeza de que somos mucho más que la tridimensionalidad que nos propone el mundo", dice Escalante.
En este laberinto no hay Minotauro. Por el contrario es un peregrinaje hacia un punto, que cada uno le pone un nombre distinto. Lo importante no es el punto, sino transitar. Un laberinto que tiene una entrada y una salida, no hay forma de perderse. Pero a veces desaparece, entonces uno debe hacer silencio y cerrar los ojos para conectarse con uno mismo, y entonces el camino vuelve a aparecer delante nuestro.
El laberinto que se recreará hoy fue diseñado por el arquitecto costarricense Ronald Esquivel. Generalmente se hace con piedras y plantas como cactus. El tema capta seguidores a cada momento, por eso es que se creó una aplicación para teléfonos móviles que se llama Laberintos de Costa Rica. En Google está disponible la aplicación Play de Android como otra forma de aventurarse a recorrer el camino.